Mi Segunda Venida, no puede ser prevenida, ni puede ser detenida

Mi muy querida y amada hija, te protegeré con las Gracias especiales necesarias, para darte la fuerza para hacer frente a las fuerzas del mal, que están en marcha para detener esta Santa Misión.

Es importante comprender que la opinión humana no es importante.

Todo lo que importa, es Mi Santísima Palabra.

Mi Palabra es la Verdad. Yo Soy la Verdad. Cualquiera que te diga que estos Mensajes no están de acuerdo con Mis Enseñanzas es un mentiroso.

Ellos no Me conocen. Pueden pensar que sí, pero sólo pueden conocerme si permanecen humildes de corazón.

Aquellos cuya opinión contradice Mi Palabra, son culpables del pecado de orgullo.

El orgullo ciega incluso a Mis siervos sagrados a la Verdad de Mi Santa Palabra.

Mis Promesas a la humanidad, de venir de nuevo en Gloria para Juzgar a los vivos y a los muertos, deben cumplirse.

Esto, Mi Segunda Venida, no puede impedirse ni detenerse.

Mis advertencias a la humanidad, que les hago porque amo a cada alma, son importantes.

Debo preparar a todos los hijos de Dios, adecuadamente, para este Acontecimiento Gloriosísimo.

Muchos intentarán bloquearte. Muchos tratarán de socavar Mi Santa Palabra y muchos tratarán de dañarte para evitar que Mi Santa Palabra sea escuchada.

Todos estos intentos serán inútiles.

Sólo Yo, Jesucristo, tengo el Poder de proporcionar la Salvación Eterna a toda la humanidad.

Sólo Yo tengo el Poder de preparar las almas de toda la humanidad para su herencia en el Paraíso.

Nadie, ni siquiera Satanás, el rey de las tinieblas o sus secuaces, puede impedir que esto suceda.

Recuerda siempre esto. Protegeré a todos aquellos que cumplan Mi Santa Palabra.

Puede que estéis asustados por los acontecimientos mundiales, ya que las fuerzas de la oscuridad envuelven vuestros países.

Los acontecimientos os angustiarán, pero nunca debéis temer, porque Yo os llevaré conmigo a Mi Nuevo Reino en la Tierra.

Sólo te pido que confíes en Mí.

Deja que Yo te guíe.

Permitidme que os muestre el camino para purificar vuestras almas, a través de la Cruzada de Oraciones que os doy.

Entonces déjamelo todo a Mí.

Recuerden, Mi Amor por todos ustedes es tan fuerte, que ningún hombre podrá jamás diluir este Puro Amor y Compasión que tengo por cada uno de los hijos de Dios en Mi Sagrado Corazón.

Tu amado Jesús

Redentor de la Humanidad